Hoy en día, conseguir un préstamo se ha vuelto una tarea imposible, a no ser que se tengan propiedades y/o en su caso, se disponga de avales. Sin embargo, aún hay entidades financieras que confían en sus clientes y les dan créditos. Las características más comunes de este tipo de créditos, es que suelen de muy bajas cuantías, normalmente de 600 a6.000 euros, aunque a veces se ven casos de mayores cuantías.
En la mayoría de casos, los créditos se suelen pedir para paliar un gasto extraordinario, como sería una avería en el hogar, o en el coche. Para el pago de los estudios universitarios, o para la adquisición de un vehículo de segunda mano, por lo que recomendamos sacar un seguro de préstamos.
Las entidades financieras suelen ser muy rápidas en el cálculo del riesgo estimado para la concesión del crédito, al interesado le pedirán como única información los datos del D.N.I. y la última nómina que tenga del trabajo. En caso de ser desempleado o tener un contrato temporal, tendrá muy pocas posibilidades de conseguir que le acepten dar el crédito sin avalista.
Y ocurre, que en la mayoría de las peticiones que se recogen de crédito con falta del avalista necesario también carecen de un trabajo con contrato indefinido e incluso de trabajo, y con estas situaciones tan adversas, se les hace realmente complicado el acceso a cualquier tipo de crédito tradicional.
Algunas entidades financieras se ha especializado en este último sector, de recursos muy limitados y sin ningún tipo de posibilidades de avalar con propiedades o ser avalados por terceras personas, concediéndoles créditos, normalmente para pagar una deuda atrasada o un impuesto y las cantidades suelen ser muy bajas y los intereses muy altos. En este tipo de créditos, lo que destaca, es que la compañía adapta el pago de las cuotas a las condiciones económicas del contratante, para que pueda pagarla con comodidad y seguridad.